
El organismo dispone de una serie de mecanismos de defensa- sistema inmune- que protege contra los agentes extraños, los que pueden causar enfermedades, infecciones y sepsis (infección generalizada). Dentro de los factores que regulan al sistema debemos mencionar a la alimentación. La interacción entre nutrición e inmunidad es un fenómeno interesante y complejo; la alimentación en conjunto y sus componentes en particular desempeñan un papel crítico en el desarrollo y mantenimiento del sistema inmune; las deficiencias marginales, los excesos crónicos o el desequilibrio entre nutrientes pueden dañarlo. Hace tiempo que se ha comprobado que existe una estrecha relación entre la malnutrición y la alteración de la función inmune. De hecho, la disminución de la inmunidad (imnunoparesis) a causa de la malnutrición puede verse a través de una reducción en el recuento de linfocitos y una debilitada respuesta a los antígenos.
Los nutrientes que están relacionados con el aumento de la inmunidad son los ácidos grasos Omega 3, los aminoácidos arginina y glutamina, los ácidos nucleicos, prebioticos y probioticos, y las vitaminas y minerales con función antioxidante.
* Ácidos grasos Omega 3: compiten en el organismo con el ácido araquidónico (Omega 6), influyendo en la producción de agentes mediadores de inflamación como prostaglandinas, leucotrienos, tromboxanos y postaglandinas. Por lo tanto, la introducción de Omega 3 reduce los componentes agentes proinflamatorios.
* Arginina: es un aminoácido esencial ya que la producción en el organismo puede ser deficiente en los períodos de crecimiento, infecciones o enfermedad. La suplementación con arginina ha demostrado que mejora la función de los linfocitos T (células de la inmunidad), la cicatrización de heridas y aumenta la producción de la hormona de crecimiento.
* Glutamina: es un aminoácido que se sirve de combustible para las células que se dividen rápidamente en el organismo y es el principal competente del antioxidante glutation.
* Ácidos nucleicos: estudios en animales han demostrado que dietas librse de ácidos nucleicos alteran el sistema inmune y causan una menor sobrevida frente a una infección comparado con animales con dietas suplementadas con los mismos. Todavía no existen estudios hechos en humanos, donde se analice específicamente la acción de los mismos.
* Prebióticos (fructooligosacaridos) y probióticos (bacterias): ambos colaboran con el mantenimiento de la flora intestinal saludables, permitiendo la correcta absorción de nutrientes desde el intestino a las células. Una flora bacteriana saludable hace que el sistema inmune funcione correctamente.
* Antioxidantes: los mismos mejoran notablemente el sistema inmune de los seres humanos. Dentro de estos se incluyen a la vitamina E, la C, el selenio y el zinc, así como los betacarotenos.
Los nutrientes que están relacionados con el aumento de la inmunidad son los ácidos grasos Omega 3, los aminoácidos arginina y glutamina, los ácidos nucleicos, prebioticos y probioticos, y las vitaminas y minerales con función antioxidante.
* Ácidos grasos Omega 3: compiten en el organismo con el ácido araquidónico (Omega 6), influyendo en la producción de agentes mediadores de inflamación como prostaglandinas, leucotrienos, tromboxanos y postaglandinas. Por lo tanto, la introducción de Omega 3 reduce los componentes agentes proinflamatorios.
* Arginina: es un aminoácido esencial ya que la producción en el organismo puede ser deficiente en los períodos de crecimiento, infecciones o enfermedad. La suplementación con arginina ha demostrado que mejora la función de los linfocitos T (células de la inmunidad), la cicatrización de heridas y aumenta la producción de la hormona de crecimiento.
* Glutamina: es un aminoácido que se sirve de combustible para las células que se dividen rápidamente en el organismo y es el principal competente del antioxidante glutation.
* Ácidos nucleicos: estudios en animales han demostrado que dietas librse de ácidos nucleicos alteran el sistema inmune y causan una menor sobrevida frente a una infección comparado con animales con dietas suplementadas con los mismos. Todavía no existen estudios hechos en humanos, donde se analice específicamente la acción de los mismos.
* Prebióticos (fructooligosacaridos) y probióticos (bacterias): ambos colaboran con el mantenimiento de la flora intestinal saludables, permitiendo la correcta absorción de nutrientes desde el intestino a las células. Una flora bacteriana saludable hace que el sistema inmune funcione correctamente.
* Antioxidantes: los mismos mejoran notablemente el sistema inmune de los seres humanos. Dentro de estos se incluyen a la vitamina E, la C, el selenio y el zinc, así como los betacarotenos.
Fuente: Leticia Radavero en Infobae.com
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