Un descubrimiento médico indica que las grasas extras que llevamos acumulados en el abdomen pueden generar compuestos metabólicos hormonales que activan la sensación de hambre. Esto, a su vez, estimula la acumulación de más grasas y un circuito cerrado que tiende a generar una mayor obesidad.

Básicamente, Yang y tu equipo lograron identificar que los tejidos grasos del abdomen generaban una hormona denominada Neuropeptido Y (NPY). Hasta ahora se pensaba que esta molécula sólo se generaba en el tejido cerebral y , por ende, que una de las principales razones por la que la gente con sobrepeso come en forma mórbida es porque su cerebro produce cantidades excesivas de esta hormona.
Pero Yang y su equipo estudiaron el metabolismo de ratas obesas y comprobaron que la NPY también se generaba en forma local en el tejido adiposo abdominal de las ratas.
Se genera así una especie de círculo negativo ya que la NPY que se genera en el cerebro estimula la creación de células de grasas. Pero luego esas células generan más NPY, que a su vez causan más sensación de hambre y el círculo negativo se reproduce.
Hace ya tiempo se sabe el estar pasado de peso, independientemente del lugar del cuerpo donde la grasa de más se encuentre en el cuerpo, es perjudicial para la salud.
Sin embargo, debido a su ubicación anatómica y sus derivados, la grasa abdominal o la forma de manzana es conocido por ser la más peligroso. Las personas predispuestas a la forma de manzana se encuentran ante un un elevado riesgo de enfermedades del corazón y la circulación, diabetes tipo 2, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
Ahora, los investigadores quieren comprobar si esta hormona NPY producida por la grasa corporal se libera y circula por el cuerpo a través del sistema circulatorio.
Si los investigadores constatan que la NPY, de hecho, se transporta por medio de la circulación sanguínea entonces podría pensarse en desarrollar una simple prueba de sangre para detectar el aumento de los niveles de NPY. Si se puede detectar NPY e identificar más fácilmente a los que están en riesgo de obesidad abdominal, podríamos entonces mejorar y prevenir de manear más eficaz esta causa de obesidad, tratando de modular la producción de NPY.
Sería mucho más fácil recurrir a medicamentos para prevenir la obesidad que a tratar a las enfermedades causadas por la obesidad.
Se genera así una especie de círculo negativo ya que la NPY que se genera en el cerebro estimula la creación de células de grasas. Pero luego esas células generan más NPY, que a su vez causan más sensación de hambre y el círculo negativo se reproduce.
Hace ya tiempo se sabe el estar pasado de peso, independientemente del lugar del cuerpo donde la grasa de más se encuentre en el cuerpo, es perjudicial para la salud.
Sin embargo, debido a su ubicación anatómica y sus derivados, la grasa abdominal o la forma de manzana es conocido por ser la más peligroso. Las personas predispuestas a la forma de manzana se encuentran ante un un elevado riesgo de enfermedades del corazón y la circulación, diabetes tipo 2, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
Ahora, los investigadores quieren comprobar si esta hormona NPY producida por la grasa corporal se libera y circula por el cuerpo a través del sistema circulatorio.
Si los investigadores constatan que la NPY, de hecho, se transporta por medio de la circulación sanguínea entonces podría pensarse en desarrollar una simple prueba de sangre para detectar el aumento de los niveles de NPY. Si se puede detectar NPY e identificar más fácilmente a los que están en riesgo de obesidad abdominal, podríamos entonces mejorar y prevenir de manear más eficaz esta causa de obesidad, tratando de modular la producción de NPY.
Sería mucho más fácil recurrir a medicamentos para prevenir la obesidad que a tratar a las enfermedades causadas por la obesidad.
Fuente: Salud y Ciencias
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